El Séndero de los Ópatas en el siglo XXI

ALEJANDRO AGUILAR ZÉLENY

Investigador del INAH Sonora

Entre las páginas de la historia de Sonora, la nación ópata ocupa un lugar destacado en la configuración de la identidad regional: diversas prácticas, tradiciones festivas, muchos términos y palabras, entre otros conocimientos que siguen entre nosotros, son de origen ópata, quienes dieron su forma original y nombre a los pueblos del río de Sonora.

Esta sociedad se desarrolló por cientos de años en las márgenes del río que da su nombre a nuestro estado, donde vivieron como una sociedad agrícola, con idioma, formas propias de gobierno, organización y bellas tradiciones, de las que aún quedan recuerdos. Su establecimiento en lo que hoy en día es Sonora representó también una ruptura dentro del gran territorio de los o’odham, con quienes fueron estableciendo fronteras territoriales y diversas formas de intercambio. Igual lo hicieron con otros grupos de la región, como los comcáac, o con miembros de la tribu yaqui.

La llegada y establecimiento de los españoles, representó para las distintas comunidades ópatas, como para el resto de los pueblos, profundos cambios en su manera de vivir y, en diversos momentos, distintos líderes de la nación ópata dialogaron y negociaron tanto con autoridades hispanas, como de la recién constituida nación mexicana, buscando defender sus derechos históricos y territoriales, su forma de vida y tradiciones.

TERRITORIO Y MESTIZAJE

Archivos y documentos históricos han sido profundamente analizados por cronistas e historiadores, que dan cuenta de la historia de esta nación, que sin embargo apenas conocemos hoy en día. Los ópatas tuvieron también que resistir contra la presencia de los apaches, desplazados de sus territorios originales. Debido a las excelentes condiciones y recursos del extenso territorio ópata, desde la época de la conquista, mediante la evangelización y el control militar, poco a poco las comunidades ópatas vieron incrementar su población, con la llegada de europeos y gente de otras partes del país, lo que tuvo como resultado también procesos de mestizaje.

Podemos decir que en cierta forma el sacrificio de la nación ópata y parte de su aporte a la naciente sociedad sonorense, fue convertirse precisamente en semilla de esta identidad, tal es la presencia de los ópatas en el lenguaje sonorense y en muchas prácticas y tradiciones consideradas naturalmente como sonorenses.

A lo largo del siglo XX, sin una reflexión más profunda, se fue aceptando tácitamente la desaparición o extinción de la cultura ópata, por la pérdida de su idioma, y porque prácticamente todo su territorio les fue despojado en el desarrollo de la sociedad sonorense contemporánea. Sin embargo, en las regiones del territorio sonorense, distintas personas, agrupaciones y pueblos señalan con insistencia su origen y pertenencia a la cultura ópata, señalando que no desaparecieron, sino que se les dio por extintos, sin reconocer su presencia, conservan también prácticas ancestrales, como la cestería de palma, elaborada en los jukis, construcciones bajo la tierra

RECUPERAR LA IDENTIDAD

Hay que tomar en cuenta que en la primera mitad del siglo XX los idiomas indígenas fueron prácticamente proscritos y perseguidos, bajo la errónea idea de promover la castellanización, ignorando miles de años de conocimiento, representados en cada idioma. Tal es el caso de los descendientes de la cultura ópata, como de muchos otros pueblos originarios, donde padres y abuelos prefirieron no transmitir su idioma, para evitar a hijos y nietos el estigma, el racismo y la discriminación, que tanto daño ha hecho en nuestro país.

Hoy en día los descendientes del pueblo ópata están trabajando por la recuperación de su lengua y cultura. Ante este tipo de situaciones, y considerando que, como en el caso de los ópatas, o los apaches, o los pueblos de origen migrante, es que el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas de México, ha convocado a las Jornadas de Registro Nacional para la integración del Catálogo Nacional de Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 12 de octubre del 2022.

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