Los Tohono O'Tham tienen a una mujer que cuida su lengua y tradición

ETNIAS DE SONORA

Alicia Chuhuhua vive en Pueblo Viejo, una colonia “al fondo” de Caborca; ahí justo enseguida del camposanto en el que descansan muchos de su etnia que llegaron desde comunidades aledañas (o alejadas) al mencionado municipio en distintos años del siglo pasado y del presente. Ella nació en La Calentura, perteneciente a Pozo Prieto (a unos 25 kms de Caborca).

Doña Alicia es depositaria de mucho del conocimiento y tradición Tohono O’otham (la gente del desierto). No hay duda de esto ya que ha sido autora de al menos cuatro libros al respecto. Más adelante hablaremos de ello.

Ella también tiene el ritmo de la música con la que los Tohono realizan oraciones para el descanso eterno del alma, la celebración de un nacimiento o para describir el sigilo de un animal sagrado del monte. Deberíamos poner en paz el corazón para aprender a escuchar lo que tiene que decirnos Doña Alicia y todos los Tohono.

“Llegué a Caborca hará cosa de 30 años. Nací en la comunidad de Pozo Prieto, por el camino de Puerto Lobos. Quedamos muy pocos hablantes de Tohono O´otham. Estamos organizados; nos reunimos más o menos cada tres meses o si sucede una urgencia lo hacemos más pronto.

“Nos juntamos a hablar con los de allá del lado de La Línea. Hablo con Ana Zepeda, ella ‘casi me alcanza’ con su edad, también habla Tohono. Las dos somos legítimas. Yo les digo aquí a la gente que el día que yo muera ya nadie los va a visitar para hablar en Tohono. ¿Después de eso quién los va a ir a ver?

DECIR EL MUNDO EN HIMERI

En octubre de este año, Doña Alicia cumplirá 84 años. Nos escudriña con esa mirada que tienen aquellos/as que ya han sido entrevistados en repetidas veces. Mira la cámara, no le tiene miedo porque ella guarda en sus ojos algo que nunca podrá atesorar ni mejorar ese aparato. También tiene la palabra. La palabra occidental la diremos nosotros, esa palabra que no es en su idioma con el que le enseñaron a explicar el mundo, pero no tenemos mucha opción. Los Tohono O´otham llaman a su lengua himeri o tono-ooh´tam.

“A las niñas y los niños les hice algunos libritos con monitos y palabras. Que esos libros les sirvieran, pero pues no creo. Últimamente hicimos uno más y ya van tres libros. Hay otro que ‘medio enseñé’ a la gente y a los niños/as, hace muchos años, sobre palabras y frases en la lengua. Después volvimos otra vez a enseñar con un libro la lengua a un grupo chiquito; pero esa vez fue un libro para cantos. Son cantos que hablan de animales como el coyote, el tlacuache o el correcaminos. Canciones a la semilla, a las nubes, al sahuaro, al amencer, al sol…

“En los velorios de los difuntos también es bonito; porque primero se alistan las casas: se llena de flores artificiales y las flores naturales se van allá con el difunto. Entonces pues ahí se reza toda la noche y se cantan las alabanzas. Toda la noche rezando el rosario y las alabanzas, descansan un rato cuando van a cenar.

FIESTAS Y LUGARES

Y continúa Doña Alicia Chuhuhua, pero ahora nos habla de las celebraciones religiosas de los Tohono. “Nosotros celebramos a la Santa Cruz el 3 de mayo; teníamos ya años haciéndolo. Lo iniciamos en una ramada tradicional. Y ahí nos juntamos todos. Hacíamos mucho nuestra comida tradicional de fiesta que es el pozole de trigo. Y mucho antes de esto se hacía el atole de pechita. Así fue, pero con esta enfermedad que se vino pues paró todo (habla del Covid 19). Ya tenemos dos años que no lo hacemos, porque nos da miedo por la gente que ha muerto por esto.

Nosotros los Tohono tenemos una capilla que es importante; debe estar a unos 50 kilómetros de aquí, es en Las Norias -de donde es la Ana Zepeda-. Ya más adelante hay otra que está en Quitovac. Entonces acá pues para el lado de la línea está san Francisquito y está el Cubabi, Cumarito, San Francisquito y El Bajío que está pegado a la línea (la frontera con EU). En esos lugares están los principales centros ceremoniales nuestros.

Y nos despedimos de Doña Alicia Chuhuhua, no sin antes contarnos de sus añoranzas de la niñez. Esos recuerdos de sus padres y abuelos quienes, llegado el invierno, pasaban de la siembra maíz y hortalizas a la ordeña y pastoreo de vacas. A cuando empezó a explicarse la existencia con su lengua himeri o tonoooh ´tam. Y en cómo ella está preocupada por el riesgo que estas palabras puedan desaparecer e irse con ellas un conocimiento que de alguna forma le ha servido al mundo para ser tal y como lo conocemos hasta ahora.

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