Nunca muere lo que bien se recuerda...

IN MEMORIAM

Daniel Núñez Santos (1976-2022)

Descripción de foto: Ex Consejero Electoral IEE Sonora Daniel Núñez Santos

Cuando surgió la idea de escribir unas líneas en esta revista en honor y memoria de mi gran amigo Daniel Nuñez Santos, comencé un recuento de su trayectoria profesional y de su desempeño como servidor público; señalé su formación estudiantil, enumeré las fechas de ingreso a cada uno de los cargos que ejerció en el servicio público, precisé también el inicio de su etapa como abogado postulante, y fue precisamente ahí, cuando, ya para terminar mi escrito, borré el documento.

No lo sentí auténtico, algo dentro de mi me decía que lo que estaba haciendo era una simple reseña curricular, preferí entonces dejar que fluyera mi sentimiento y, dirigiéndome a él, tecleé lo que me llegaba a la mente con el ferviente deseo de plasmar el impacto que él tuvo en mi vida y en mi persona.

Me disculpo de antemano por el egoísmo de escribir desde la perspectiva que me permite el cariño y respeto mutuo que siempre nos tuvimos, y desde el profundo agradecimiento por su amistad sincera e incondicional.

QUERIDO TOCAYO:

Te conocí a mediados del año 2012, por supuesto que ya había escuchado de ti, te ubicaba perfectamente; eras casi un año más grande que yo, pero teníamos amigos en común. Al principio, mi relación fue por cuestiones de trabajo, en pocos meses la cotidianeidad del trato forjó una amistad sólida y sincera.

Sabía que desde niño te apodaban “machocho” (una especie de tamal envuelto), para mi, al principio siempre fuiste el “Dany”, después mi “tocayito”, así nos decíamos invariablemente, cuando te ponías serio me decías simplemente “tocayo”.

Como dije al principio, no es mi intención hacer de este documento un relato de tu carrera profesional, desde luego que hay mucho que decir sobre tus aportes al bien de tu estado, de tu excelente desempeño como servidor público y de tu preparación académica; mas bien pretendo “humanizar” a ese excelente profesionista que siempre fuiste.

Siempre ameno en tu plática, envolvías con tu discurso, contabas con un excelente manejo del lenguaje corporal; lo primero que llamaba la atención de ti era la tranquilidad y serenidad que transmitías con tu voz.

Educado en extremo, pulcro siempre, alegre, de andar pausado, precisamente como tu tono de voz, eras un hombre culto, leído, sensible y comprensivo.

COMPROMISO Y ESFUERZO

La vida me dio la gran oportunidad de convivir contigo en muchas circunstancias personales y profesionales. En algunas ocasiones me confiaste pasajes de tu niñez y de tu etapa universitaria; nunca te quejaste de las dificultades que la vida te puso en tus primeros años; sin embargo, se te notaba cierta tristeza.

Tu gran preocupación siempre fue tu pequeña pero unida familia, tu esposa Lupita y tu hija Rebeca. Constantemente hablabas de ellas, siempre trabajaste arduamente para darles lo mejor. Creo firmemente que lo lograste, estoy seguro que hasta tu último aliento pensaste en ellas, en su bienestar y en su futuro.

Siempre hablabas también de tu señora madre, de tu abuelo y de algunos parientes y amigos que siempre te ayudaron. De todos los sacrificios que hicieron para que tuvieras un techo y un plato de comida, se te notaba orgulloso cada que salía el tema. Entre broma y en serio siempre me decías: “Tocayo, yo sí provengo de la cultura del esfuerzo, no del privilegio”.

Entre muchas cosas que siempre te reconocí, fue que te abriste camino por tu propia cuenta, te forjaste a tí mismo. Es verdad que mucha gente te ayudó, te impulsó, te protegió, pero eso siempre fue por tu gran compromiso con el servicio público, por tu calidad de funcionario, pero, sobre todo, de persona.

Pienso que tu historia de vida te hizo madurar mas rápido. En varias ocasiones te consulté en lo profesional y en muchas más te pedí un consejo personal y de familia, siempre tuviste el tiempo necesario, siempre estuviste para mí cuando te necesité, en tono de broma te decía: “ya sabes tocayito: reciprocidad en casos análogos”; siempre fuiste atento, directo, sincero, a veces “duro” y hasta regañón. No te andabas con medias tintas, la confianza que nos teníamos te permitía ser así.

AQUÍ NADIE SE RINDE…

La vida me dio la oportunidad precisamente de ser recíproco contigo, junto con nuestros grandes amigos Arturo Kitazawa y Vladimir Gómez, tuvimos el honor de acompañarte en muchas de tus alegrías, en tus tristezas ahí estuvimos. Tratamos de ser fuertes para ti en el tránsito de tu enfermedad, te acompañamos hombro a hombro con la esperanza y fe de que saldrías adelante. No fue así, pero nos consta la entereza, la fuerza y la actitud que siempre mostraste ante el panorama sombrío que el destino nos dibujó.

“Aquí nadie se rinde morros” solías ponernos en cada mensaje cuando te preguntábamos cómo te sentías; no puedo negar que a pesar de diste la batalla hasta el último minuto. Me aterraba ver que aceptaste sereno tu destino desde el primer momento en que nos enteramos de tu situación. Esa tranquilidad que te caracterizaba fue al final el bálsamo que nos diste a todos para admitir lo que inevitablemente se venía.

El mismo día que partiste, hablé con Santiago Encinas —otro de tus grandes amigos—, lloré y grité, me quejé por tu injusta muerte. Me dijo en tono de regaño que tu partida no tenía nada que ver con la justicia, que la vida era así, que, a pesar del dolor debíamos simplemente aceptarla; hablé con otro de mis grandes amigos, Fernando Salazar, quien también te acompañó y se preocupó por ti en este último tramo de tu vida, me consoló y me alentó a que llorara todo lo que pudiera, pero que al siguiente día te recordara con la alegría que a ti te hubiera gustado ser recordado.

Te fuiste, pero no; tu cuerpo está ausente pero tu legado queda en cada uno de quienes tuvimos el placer de conocerte, de convivir contigo. Nos dejas un gran vacío, pero también una gran lección de vida. Tocayito, me quedo con uno de los últimos mensajes que nos dejaste a Arturo, a Vlady y a mi: “Morros, muchas gracias por todo lo que están haciendo por mí y sobre todo por mi familia, de verdad no sé como agradecerles, pero se han portado como los hermanos que nunca tuve”.

Prometo honrarte siempre, descansa en paz, tocayito.

Daniel Rodarte

Mtro. Daniel Rodarte Ramírez

Consejero Electoral del IEE Sonora

Pre-loader
Pre-loader