La discapacidad y el emprendimiento no son un discurso

GABRIELA QUINTERO

Descripción de foto: Ana Gabriela Quintero

Gabriela Quintero promueve la inclusión de las personas con discapacidad visual a través de su empresa Apapuchi, que se encarga de etiquetar diferentes productos con el sistema Braille.

Cuando nos cuestionamos sobre qué características debe tener un emprendedor para ser exitoso, las respuestas más comunes son: tener metas claras, aprender a navegar los obstáculos que se presenten en el camino, tener una motivación más allá de lo material, rodearse de personas que vibren en la misma frecuencia. En fin, ser resiliente y mantenerse enfocado, sería el resumen que yo daría a la larga lista de cualidades o “requisitos” para considerarse un buen emprendedor. Y pudiese jurar que son los mismos rasgos emocionales los que se pondrían si alguien preguntase ¿Qué es vivir con una discapacidad?

Aquí el único problema es que esa pregunta surge solo cuando el ser humano se ve forzado a hacerlo, cuando es la discapacidad la que llega a su vida, en vez de informarse y cuestionarse sobre cómo aportar a la causa por el simple sentido humano de la empatía con quienes la viven, e incluyendo por supuesto sus núcleos tanto familiares como sociales.

Bajo un sistema que, desde su base no es inclusivo, resultaría impensable una acción concreta entre la discapacidad y el emprendimiento, sin embargo, son esas mismas estructuras cuadradas, rígidas e insensibles a lo que no cubre los requisitos para ser un “ciudadano” considerado apto para realizarse como persona proactiva y productiva económicamente dentro de nuestra sociedad, lo que lleva a una persona con discapacidad a tomar la decisión de emprender.

Es alarmante la falta de oportunidades laborales para las personas con discapacidad, y aún más alarmante que nuestros gobiernos sigan utilizando en sus discursos la inclusión como tema, cuando ni en sus dependencias fomentan una inclusión laboral integral. Y decidí escribir este punto debido a que la mayoría de las ocasiones el emprendimiento de una persona con discapacidad es el resultado de ello: de la falta de oportunidades laborales.

Como mujer, emprendedora, que además vive con una discapacidad visual adquirida, ha sido un camino lleno de retos, de caídas y subidas fuertes, de mucho aprendizaje y consciencia sobre mi realidad, y a su vez la realidad del entorno que me rodea.

Tres características que me ponen en un tablero de una triple vulnerabilidad, y a pesar de ello, salir adelante día con día, se ha convertido en mi ajedrez favorito, del cual solo espero continuar aprendiendo y en la manera de lo posible me permite seguir transmitiendo ese nuevo conocimiento de la vida y sus directrices.

“Como mujer, emprendedora, que además vive con una discapacidad visual adquirida, ha sido un camino lleno de retos, de caídas y subidas fuertes, de mucho aprendizaje y consciencia sobre mi realidad”.



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