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Dotaremos
al Congreso de los instrumentos adecuados y estableceremos
sistemas y normas que hagan transparente el manejo
financiero de la administración pública estatal, para
que los diputados puedan cumplir con responsabilidad sus
funciones de vigilancia y verificación del uso y destino
de los fondos públicos.
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Legislaremos
para que los planes estatales de desarrollo requieran para
su vigencia de la aprobación del Congreso,
estableciéndose métodos y procedimientos eficaces para
su seguimiento y evaluación, así como para fincar
responsabilidades en caso de incumplimiento.
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Prohibiremos
categóricamente que el Ejecutivo estatal destruya o se
deshaga de la documentación comprobatoria de sus gastos
una vez aprobada la cuenta pública, lo mismo que los
ayuntamientos y organismos descentralizados del sector
público.
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Transferiremos
a la Contaduría Mayor de Hacienda las atribuciones,
sistemas de control administrativo y recursos humanos y
materiales de los que hasta ahora dispone la Secretaría
de la Contraloría, quedando en lugar de ésta un
departamento de auditoría interna.
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Legislaremos
para que la Comisión Estatal de Derechos Humanos dependa
del Poder Legislativo, exclusivamente en lo que respecta a
su integración y rendición de informes. El Poder
Ejecutivo no podrá "proponer" a persona alguna
para que presida dicha Comisión.
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Suprimiremos
las prácticas irresponsables de "legislar al
vapor" y de "congelamiento" de iniciativas
mediante la actualización del Reglamento Interior del
Congreso, instaurándose procedimientos legislativos
ágiles y el acceso de los diputados a toda la
información, apoyo técnico y asesoría profesional que
el cumplimiento de su función requiera.
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Regularemos
las comparecencias de los funcionarios públicos para que
estén obligados, incluso el gobernador al rendir su
informe anual, a conducirse con la verdad y a no ocultar
información en sus comparecencias ante el pleno de la
Cámara o las Comisiones de diputados, bajo pena de
incurrir en responsabilidad política y penal, según sea
el caso.
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Regimentaremos
la autonomía de las comisiones del congreso, a fin de que
puedan iniciar investigaciones y pesquisas por su cuenta,
y puedan citar bajo apercibimiento a ciudadanos a declarar
cuando se analice algún asunto de interés público.
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Reformaremos
el marco jurídico que regula la responsabilidad de los
servidores públicos, incluyendo los electorales y
funcionarios de casilla, a fin de convertirlo en normas
fácilmente aplicables y exentas de los criterios de
arbitrariedad y conveniencia política que hasta ahora
tienen y las han hecho inoperantes, para que la autoridad
tenga la plena certeza de que tendrá que responder ante
el congreso como representante de la ciudadanía por sus
actos.