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Dotaremos de plena autonomía a la PGR para convertirla en
un órgano de Estado no dependiente del gobierno; para
ello, el procurador general será nombrado, a propuesta
del Gobernador del Estado por la mayoría calificada de la
Cámara de Diputados; reestructuraremos el ámbito de sus
competencias y recuperaremos su papel y rango de Fiscal
General, encargado de la instrucción de los procesos.
Convertiremos a los actuales agentes del Ministerio
Público en un cuerpo de fiscales de carrera con criterios
de ingreso, promoción y permanencia vinculados al mérito
y al desempeño honesto de sus funciones.
Crearemos fiscalías regionales en lugar de las actuales
delegaciones de la PGR adecuaremos su estructura a la del
Poder Judicial.
Acercaremos la justicia a la gente, a través de una
reestructuración de los poderes judiciales, de manera que
existan más jueces para atender los casos.
Lucharemos por superar el rezago que existe en cuanto a
órdenes de aprehensión, evitaremos las prácticas de
corrupción que se presentan por errores técnicos en los
servicios periciales y posibles manipulaciones por parte
de algunos elementos del Ministerio Público en la
integración de las averiguaciones y aseguraremos la
efectividad mediante mecanismos más transparentes y
sujetos a una delimitación temporal para dictar
sentencias.
Auspiciaremos que los abogados que aspiren a formar parte
poderes judiciales o locales dispongan del apoyo de los
institutos de capacitación judicial, de forma académica.
Buscaremos que se sancionen con mayor severidad delitos de
elevada repercusión social que, como el secuestro, el
cohecho y la defraudación fiscal y la causada en
perjuicio de acreedores, provocan una súbita y profunda
irritación colectiva.
Motivaremos que las asociaciones de abogados colaboren en
el control y vigilancia de quienes practican el ejercicio
de la abogacía. El abogado debe ser colaborador en la
administración de justicia, ya que mediante mejores
mecanismos de control y vigilancia se podrá abatir la
proliferación de lucro y las prácticas de corrupción.
Impulsaremos esquemas de medición del desempeño del
sistema judicial mediante encuestas de opinión pública e
indicadores cuantitativos de desempeño que valoren la
rapidez, porcentajes de sentencias dictas o revocadas,
acciones disciplinarias, cursos de especificación y
capacitación, gastos y costos, entre otros
Lucharemos por que se sancionen con el rigor prescrito a
los delincuentes, con el propósito de privilegiar la
opción represiva que sólo provoca que la violencia
institucional se confunda con la violencia delincuencial
sino tratando por el contrario de abatir sustancialmente
la impunidad que nuestro sistema de seguridad y justicia
ha propiciado.
Reformaremos la ley para castigar con toda energía la
prevaricación por parte de los jueces, de manera que la
posición social o económica de los acusados no sea una
fuente de impunidad.
Restableceremos los procesos de justicia de paz para
asegurar accesibilidad para resolver litigios sencillos o
que el monto de lo demandado sea inferior a alguna
cantidad establecida.
Fortaleceremos la institución del abogado de oficio, de
manera que los grupos más vulnerables cuenten con
asesoría jurídica profesional en todas las ramas del
derecho. La defensoría de oficio tendrá el carácter de
un cuerpo profesional de carrera, dependiente de la
Secretaría de Justicia, con salarios homologados a los de
los fiscales del ministerio público y con un número
equivalente de casos para su atención. Promoveremos
reformas similares en todos los estados de la federación.
Diseñaremos y haremos efectivo un sistema de estímulos
reales que repercutan preferentemente en la elevación del
nivel de vida del funcionario con el cual se premie la
eficiencia y la integridad ética de quienes integran los
órganos de procuración de justicia.
Institucionalizaremos la formación criminalística de los
elementos de la Policía Judicial a efecto de hacer
realidad en México el periodo científico de la
persecución de los delitos erradicando así el uso de
medios ilícitos de la materia.
Pugnaremos porque los reclusos tengan garantizado el
derecho a la readaptación mediante mejores condiciones de
vida, oportunidades para adquirir un oficio o profesión,
acceso a niveles superiores de educación y a un
tratamiento individualizado que les permita integrarse a
una vida futura en sociedad.
Propondremos la creación de instancias de medición entre
los particulares para los asuntos de orden civil que no
sean de gravedad, de manera que existan mecanismos de
arreglo meta judiciales que descarguen de trabajo a los
tribunales civiles.
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