Hoy más que nunca, se necesita reordenar el sistema monetario y financiero internacional para encontrar una solución efectiva, justa y durable del problema del endeudamiento externo, detener la transferencia inversa de recursos, disminuir y regular los flujos especulativos de capital, promover la inversión productiva, ampliar el comercio y generar condiciones dinámicas de estabilidad que permitan elevar sustancialmente el crecimiento y el empleo.